- Extrañar es recordar
- Consejos para prevenirla
- Síndrome del nido vacío
- Practicar el adiós
Recordar es volver a vivir, pero quedarse dentro del recuerdo lleva a la melancolía, y extrañar tanto a alguien o algo nos lleva a la nostalgia, una situación difícil que todos hemos experimentado al menos una vez en la vida.
Extrañar es recordar
Nuestra mente es la causante de esto, aquello que se encuentra en el hipocampo del cerebro. Extrañar es, a ciencia cierta, recordar y construir la memoria. De eso se trata el sistema de recompensas de nuestro cerebro, almacena esos recuerdos en la memoria y los llena con lo que le interesa -principalmente recuerdos positivos-. Por ejemplo, cuando terminamos una relación de pareja, en el transcurso del tiempo nos acostumbramos a echar de menos a la otra persona e idealizarla recordando solo las partes bonitas y enmascarando lo que no nos interesa: los puntos negativos. Ese es un tema, pero también nos llega a pasar con lugares y sobre todo con etapas de nuestra vida, ¿a quién no le gustaría volver a vivir una buena época anterior?
En el instante en que alguien nos recuerda que nuestra(o) hija(o) pasará un año escolar en el extranjero mencionamos casi en automático el “te voy a extrañar”, adelantándonos a un sentimiento de tristeza al que estamos seguros y seguras que nos vamos a sentir a merced, dado que ya es conocido por nosotros desde antes. Aquí actúa de nuevo la memoria.
Esta etapa donde nuestra(o)s hija(o)s se marchan a estudiar un año escolar en el extranjero supone una acumulación de emociones contradictorias; por un lado la felicidad por todo lo que significa la experiencia, y por otro, la tristeza que genera este distanciamiento físico. Y se dice físico porque les tenemos lejos, pero les sentimos cerca. Tema de perspectiva.
Consejos para prevenir la nostalgia
Esto significa que es un reto complicado para ambas partes, pero el que se va suele estar ocupado con la adaptación a las rutinas y el que se queda, debe adaptarse a las mismas pero con una ausencia, de modo que el impacto es mayor. Es por eso que se puntualizan pequeños consejos para tener en cuenta al momento de comunicarse. Son los siguientes:
- Valida sus emociones, tanto las positivas como las negativas: hay que comprender que a veces pueden salir a flote pensamientos negativos en torno a la decisión tomada así que escuchar comprender para que se sienta apoyada(o).
- Refuerza su valentía de manera positiva, recalcando que su próximo viaje es algo extraordinario y la decisión de hacerlo es también suya.
- Denota sus habilidades y capacidades: refuerza su autoestima y autoconfianza para que las recuerde cuando esté en un lugar nuevo y pueda explotarlas aún más.
- Adelántate: los padres son la fuente principal educativa y esto les convierte en los máximos lectores de sus reacciones. Si se sabe de antemano que su hija(o) puede tener ansiedades u otras emociones que puedan perjudicar, apóyale a anticiparse y prepararse juntos.
- Evita demostrar tu inquietud: esto tiende a ser lo más complicado, pero es importante que nuestra(o)s hija(o)s sientan un optimismo y no la tristeza que se puede padecer por su partida.
Definitivamente, no existe una fórmula mágica para superar o prevenir la nostalgia pero sí métodos para desintensificar esas emociones negativas y enfrentarla. Se debe de entender de alguna forma, que la nostalgia es el producto de la fuerza de nuestro apego; esto significa que, si no estuviésemos apegados a las cosas, no las extrañaríamos y entonces no nos habría que hacer algo al respecto.
Síndrome del nido vacío
Por otra parte, mantenerse ocupado, embarcarse en nuevas rutinas y dedicar tiempo a cosas de las que normalmente hay quejas de que no se pueden hacer y compartir experiencias e inquietudes con otras personas. En cuanto a la(o)s hija(o)s, tranquilizarle(s), evitar que dude de sí misma(o), permitirle expresar sus inquietudes, miedos e inseguridades, pero proporcionarle una escucha activa. No debemos subestimarles, ella(o)s necesitan sentir que sus ejemplos de vida confían en él/ella y en su capacidad para vivir esta oportunidad sin problemas.
Con el riesgo de contradicción, “está permitido llorar” y las lágrimas son el mejor y más natural analgésico que hay. Existen de todo tipo de días y cuando el drama aparece se nos complica esto. No hay que sentirse mal por exteriorizar y expresar, siempre que venga aunado a un pensamiento reflexivo dotado de pensamientos positivos.
Practicar el adiós
Como ya se ha mencionado, hay muchas formas de trabajar con las emociones, sin embargo es una tarea individual y propia para la que se debe estar preparada(o). ¿Qué hacer cuando se sabe que se va a tener ese sentimiento? Primero, se puede llenar esa memoria de la que se hablaba con recuerdos nuevos, aprovechando los momentos previos a la salida para compartir momentos y experiencias juntos.
De igual forma, el momento de la despedida se puede llegar a trabajar también, anticipando ese instante; el aeropuerto, la hora de salida, las horas de vuelo… Incluso preparar un grupo de despedida para sentirse más apoyada(o) cuando estén lejos. Las penas compartidas son más ligeras, al menos eso se dice. Existe también la posibilidad de hacer conexión con personas que estén en esa misma situación.
En resúmen, la nostalgia no es sinónimo de debilidad, ni esta última viene de la mano con la vulnerabilidad. Es necesaria para darse cuenta de las cosas bonitas que brinda la vida y valorarlas, y si es posible, aún más. Enviar a nuestra(o) hija(o) a estudiar en el extranjero sería una buena forma de reconocer y hacer consciente este sentimiento para sobrellevar la nostalgia.